24 Septiembre, 1947. Santiago
Querido Juan,
Debo disculparme por el retraso con que respondo a tu carta de fines de Mayo, pero he
estado de una pereza que pasa todas las medidas
-sobretodo en lo de tomar la pluma y escribir. La guerra me fatigó como si yo la
hubiera hecho solo contra el universo entero. Me bastará decirte que ni siquiera he dado
un paso para la publicación de mis libros, dos de los cuales fueron anunciados en Francia
ya en 1945, en Uruguay y en Chile en entrevistas y artículos durante mi regreso y apenas
mi llegada acá en Noviembre del 45. Especialmente dos de ellos "Utilidad de las
Estrellas" en prosa y "El Precio del Alba" poemas, algunos leidos en radios
en Europa y en Uruguay a mi paso por mi Montevideo donde me quedé reposando dos o tres
días.
Trabajo bastante en el campo, me gusta ver crecer lo que yo siembro. No estoy
pesimista, ni mucho menos. Pendant la vie il faut vivre. Vivo arreglando mi parque en una
casa frente al mar que te espera a tí y a todos los tuyos sin perder la ilusion de que un
día vendras a habitarla conmigo y los míos, cuando el cuerpo te pida un verdadero
descanso entre verdaderos amigos. Me quedé con una parte de una vieja hacienda de mis
padres y de mis abuelos a orillas del Pacífico que para mí lo es de toda paz.
Estoy de acuerdo con muchas cosas que dices en tucarta, pero puedes creerme que mi
poesía obedece siempre a estados muy autenticos de mi espíritu y contra eso no puedo
hacer nada. Yo tambien a veces prefiero aquella de mi juventud, otras prefiero una más
pesimista todo depende del período en que me encuentro. No soy tu, mecánico ni
unilateral en mis reacciones.
Creeme que no recuerdo las reservas que haya hecho respecto a tu libro, sin embargo
estoy cierto de haberte escrito en linea general que me gustó y me interesó mucho y
siempre ví en él el lado poética fuertemente desarrollado. Si te hablé de Kierkegaard
sería tal vez porque este creía en el aparecimiento de un hombre nuevo, de una nueva
conciencia despues de haber superado la angustia, ahondandola y agudizandola en sus
valores esenciales. Y de Unamuno seguramente porque como recordarás él siempre decía a
los sudamericanos de Paris que acaso nuestro rol histórico era crear un nuevo tipo humano
menos aplastado por fuertes herencias que el Europeo. Cosa que muchos creíamos entonces
sin nesecidad de conocer su pensamiento. En verdad no recuerdo lo que te haya dicho en mi
carta.
Es evidente que nuestras experiencias nos han llevado por caminos muy distintos. Te
confesaré que los libros de interpretaciones basados en las coincidencias no me
apasionan, ni el mismo Freud tampoco, ni la Gradiva ni el Leonardo de Vinci. Todo eso me
parece falso y ademas con el sistema de coincidencias se puede tirar la manta para donde
se quiere, un poeta de imaginacion puede mostrar lo que se le antoja; todo depende de su
agudeza. Entonces en ellos sólo me interesa la facultad poetica del autor que le permite
establecer relaciones mas sutiles y en mayor número que a los demás.
Si Napoleon hubiera pintado a los 20 años su autorretrato en un islote en medio del
océano par mí sería una simple casualidad. Snte. Hellene petite íle... no significa
nada. La mas vulgar casualidad.
Los hombres aman lo maravilloso, especialmente los poetas, y lo maravilloso a pasado a
manos de la ciancia. Los poetas se sienten tan huérfanos de maravillas que ya no saben
qué inventar. Esto solo prueba que la poesía murió, es decir lo que hasta ahora hemos
llamado poesía. Seguramente vendrá otra clase de poesía.. si es que el hombre necesita
de ella. Nosotros somos los últimos representantes irresignados de un sublime cadaver.
Esto lo sabe un duendecillo al fondo de nuestra conciencia y nos lo dice en voz baja todos
los días. De ahí la exasperación de nuestro pecho y de nuestra cabeza. Queremos
resucitar el cadaver sublime en vez de engendrar un nuevo ser que venga a ocupar su sitio.
Todo lo que hacemos es ponerle cascabeles al cadaver, amarrale cintitas de colores,
proyectarle diferentes luces a ver si da apariencias de vida y hace ruidos. Todo es vano.
El nuevo ser nacerá, aparecerá la nueva poesía, soplará/ un gran huracán y entonces
se verá cuan muerto estaba el muerto. El mundo abrirá los ojos y los hombres naceran por
segunda vez -o tercera o cuarta..
Esta carta ya se pone aburrida, disculpame. La cortamos antes que parezca discurso.
(En: Vicente Huidobro. Poesía, Madrid nº30-32, Ministerio de
Cultura,1989)